Rescate del Fondo Neale-Silva & José E. Rivera
El pasado sábado 20
de septiembre, 2025, el diario La Nación, de Neiva, Huila, publicó esta
crónica del escritor Olmedo Polanco, donde se cuenta, en parte, qué es el Fondo
o Archivo Eduardo Neale-Silva & José Eustasio Rivera, que había desaparecido desde la muerte de
Neale-Silva en 1989, y que, con el profesor Diego Bustos, logramos que la Biblioteca y el Archivo General de la Universidad de Wisconsin buscaran, rescataran, ordenaran y abrieran al público (aún falta digitalizarlo), después
de gestiones de más de un año (gracias al apoyo de la Gobernación del Huila y
de una beca a la que aplicamos con Diego Bustos en diciembre pasado en la misma
universidad de Wisconsin), archivo o fondo que contiene la documentación que el
profesor chileno utilizó para redactar su magnífica biografía sobre José Eustasio
Rivera, Horizonte humano. Vida de José Eustasio Rivera (publicada en 1960
tanto por la U. de Wisconsin como por el Fondo de Cultura Económica de México).
Transcribo la crónica tal cual, con mis agradecimientos para Olmedo Polanco y
para el periódico huilense. Las partes citadas por Olmedo Polanco hacen parte
del archivo digitalizado por nosotros en Madison. Isaías Peña Gutiérrez
Los amigos de ‘Tacho’
Por Olmedo Polanco
Isaías Peña y Diego Bustos comparten sus
impresiones en relación con el archivo documental de Eduardo Neale-Silva en la
Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, y que mantiene vigente la vida y obra
de José Eustasio Rivera.
“Cuando los ojos de Alicia me trajeron la
desventura, había renunciado ya a la esperanza de sentir un afecto puro”. Ha
leído usted una de las casi 150 menciones del nombre de aquella mujer en ‘La
Vorágine’, la novela de José Eustasio Rivera (San Mateo, 19 de febrero de 1888
– New York, 1 de diciembre de 1928).
Por cierto, en concordancia con la obra
literaria y las mujeres mencionadas por Rivera, el 9 de marzo de 2024 conversé
con la profesora Martha Cecilia Andrade Calderón. “No es una novela que exprese
aversión hacia la mujer. La obra representa el contexto patriarcal de la
época”, comentó. Martha Cecilia percibe en Arturo Cova: “…un ideal machista con
relación a la mujer; que desea pura y santa”.
A continuación, Andrade retoma el texto:
“Alicia fue un amor fácil: se me entregó sin vacilaciones, esperanzada en el
amor que buscaba en mí. Ni siquiera pensó casarse conmigo en aquellos días en
que sus parientes fraguaron la conspiración de su matrimonio, patrocinados por
el cura y resueltos a someterme por la fuerza”, es la expresión de Cova.
A decir de David Rivera, José Eustasio estaba
en mora de rendir un homenaje al nombre de Alicia, “…tan frecuentemente salido
a su paso”. Es más, registra dos situaciones ocurridas en Ibagué, donde el
‘cantor del trópico’ adelantaba estudios en la Escuela Normal. Primer
acontecimiento: Rivera y su cercanía con la ‘ventera’ o ‘cantinera’, en una
tienda cercana a la institución educativa en la capital tolimense. La segunda
situación: “…una niña del alto mundo social, que respondía al bello nombre…” y
era piropeada por los estudiantes normalistas.
Lo dicho aparece en la correspondencia rescatada
que David Rivera 'mecanografió' sobre papel
seda en Garzón (Huila), el 6 de abril de 1954 y remitió a Eduardo Neale-Silva,
profesor de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos. La comunicación
aparece en el Folder número 67, de la caja 6; en: University of
Wisconsin-Madison. University Archives and Records Management. Neale-Silva,
Eduardo (1905).
Escribir para respirar
Ahora bien, el escritor Isaías Peña Gutiérrez
(Saladoblanco -Huila-, 1943), es un estudioso de la obra de José Eustasio,
tanto que publicó la biografía: ‘Rivera: el visionario de la selva oscura’, a
través de Resplandor Editorial, en 2020.
“Cuando supe que habíamos rescatado el
archivo ‘Neale-Silva’ sobre Rivera, me quedé sin aire y suspiré profundo”,
destaca Peña al tiempo que menciona tácitamente a Diego Bustos Deaza, su
compañero de iniciativa académica. “Emoción de investigador. También, emoción
de huilense, de colombiano, de latinoamericano”. A Isaías, abogado de la
Universidad Externado de Colombia y especialista en Literatura hispanoamericana
del Instituto Caro y Cuervo, le impresionan los archivos secretos, sobre todo,
los archivos de historia. “Tengo un respeto reverencial por el pasado”.
En la misma perspectiva, se integra al
diálogo Diego Bustos -(Ubaté, Cundinamarca, 3 de enero de 1979)-, profesor de
Español y Literatura en Rockford University, en Illinois, Estados Unidos.
Comparte sus sensaciones a propósito del conjunto de documentos acopiado por
Eduardo Neale-Silva, su colega chileno. “El archivo se descubre como un
repertorio sentimental que permite en su materialidad experimentar de primera
mano una suerte de intuición trágica”. Con todo y lo anterior, amplía así: “Tal
vez el destino trágico en ‘La Vorágine’ y de su autor se muestran como alegoría
de un país que aún es incomprensible. Lo anterior determina la manera en que se
experimenta este encuentro con el registro documental”.
Volvió el cartero
Julián Motta Salas escribió a Neale-Silva el
14 de febrero de 1954. Desde México D.F., expresó felicidad porque “…al fin
resultó eficaz David Ribera (sic). Me alegro porque todo ello va en bien del
gran Rivera”. Complacido enfatizó Motta: “…que hayan sido 13 las cartas que se
conservan de él, escritas en su fogosa juventud”. Es más, al final del párrafo
aconsejó: “Si usted le hubiera escrito al General Matías Silva Hermida, de
Neiva, habría podido obtener otras del gran vate y novelista”. La misiva está
contenida en el folder 43 de la caja número 6, en el Archivo de la Universidad
de Wisconsin.
Como si fuera poco, Diego Bustos, doctorado
en Literatura Latinoamericana de la University of New Mexico, plantea que: “…la
colección es invaluable no sólo para aquellos interesados en la obra de José
Eustasio Rivera, sino también en la elaboración de la biografía como género”.
En el mismo horizonte narrativo dice Isaías Peña: “Cada documento que Eduardo
Neale-Silva indagó, propició y contrastó en las fuentes originales -ya hoy
imposible de repetir-, nos lleva a un plano unidimensional de José Eustasio”,
llamado ‘Tacho’ por su familia.
Apenas Bustos y Peña han terminado sus
planteamientos, les sugiero ampliar sus expresiones. “Permite trazar los pasos
seguidos por el profesor Neale-Silva en su intento de reconstruir la
trayectoria de Rivera, incluyendo las pistas descartadas o no utilizadas…”,
afirma el primero de mis contertulios.
Al llegar a este punto, Peña destaca: “Rivera
fue un hombre pluridimensional y merece una biografía o un ensayo por cada una
de sus facetas. Como estudiante, educador, abogado, político, parlamentario,
narrador, poeta, ensayista, dramaturgo, diplomático, legislador, fiscal de la
nación, periodista, eco-ambientalista, estadista, editor, promotor cultural,
internacionalista y delimitador de fronteras”. El profesor Bustos pone el punto
final al asunto: “…ofrece un acervo documental invaluable para los investigadores
interesados en la historia intelectual de las Américas”.
El chileno estudioso de nuestro poeta
Con el fin de incluir algunos datos
biográficos de Neale-Silva, indago en el archivo trabajado y compartido por
Bustos y Peña. En el folder 31 de la caja 14, está la información que incluye
una fotografía de retrato, autoría de ‘DeLonge Studio’ con sede en Madison,
Wisconsin, ‘la ciudad de los lagos’.
Eduardo Neale-Silva (Talca -Chile-, 1905 –
Madison, junio de 1989). Profesor en la Universidad de Wisconsin-Madison (UW),
donde trabajó como jefe del departamento de Español y Portugués, y se jubiló en
1976. Autor de varios libros y artículos sobre José Eustasio Rivera y César
Vallejo, figuras literarias latinoamericanas. Se convirtió en residente de
Madison en 1925, donde asistió a la UW-Madison y se graduó en 1928 y 1935, en
maestría y doctorado, respectivamente.
“Aunque había planeado volver a trabajar en
Chile, decidió quedarse en Estados Unidos porque sentía que tenía el propósito
de corregir los conceptos erróneos de los estadounidenses hacia América Latina,
convirtiéndose en profesor. En 1930 se casó con Lillie Emelie Suckern
(1904-1980), a quien conoció en la Universidad”, indica uno de los documentos
conservados en el Archivo institucional de la Universidad de Wisconsin.
Sus actividades en el centro de estudios
superiores incluyen el cargo de editor de "The Wisconsin Spanish
Teacher" durante 10 años, y fue responsable de la creación del programa de
estudios hispánicos, el primero de este tipo en Estados Unidos. Durante la
Segunda Guerra Mundial, Neale-Silva fue director del Programa de Lengua
Española para las Fuerzas Armadas (ASTP) durante tres años.
En 1941 obtuvo una beca Guggenheim que le
permitió investigar en varios países de América Latina la vida y obra del poeta
y novelista colombiano José Eustasio Rivera. Dos décadas de investigación sobre
Rivera culminaron en la publicación de "Horizonte Humano" (1960),
editado por Madison and Mexico City. The University of Wisconsin Press and FCE,
1960, 506 pages. Según la crítica literaria, la obra es “…el primer estudio
biográfico detallado sobre el escritor huilense”.
El archivo que no se agota
Neale-Silva estaba especialmente interesado
en promover el panamericanismo. Según las autoridades académicas en la
Universidad de Wisconsin: “…hizo hincapié en un enfoque multidisciplinar de los
estudios latinoamericanos, y trató de mirar a través de lentes sociológicas,
históricas, geográficas y de otro tipo para captar una imagen completa de la
región, lo que requería un diálogo regular con una multitud”. La colección fue
catalogada y puesta a disposición del público por el Archivo de la Universidad
de Wisconsin-Madison (University Archives and Records Management. University of
Wisconsin-Madison).
“Horizonte Humano, es monumental no sólo por
su extensión y profundidad sino sobre todo por el inmenso trabajo de
investigación emprendido”, indica el profesor Bustos.
El 23 de diciembre de 1954, Neale-Silva
aprovechó el apoyo ofrecido por Adolfo Ramírez, que a través de una tarjeta de
Navidad se ponía al servicio de sus tareas investigativas: “…aprovecharme de su
gentil ofrecimiento…”, en el sentido de “…ponerse en comunicación cuanto antes
con los dos jóvenes neivanos, que usted conoce…” y trasladarles las preguntas
de un cuestionario sobre José Eustasio, su vida y obra. Entre las preguntas:
¿Como se hacía el viaje a caballo desde Neiva a Bogotá a principios de siglo? (Trayecto,
paraderos, panoramas, quebradas, fondas, tipo de camino y el número de horas
que tardaba el viajero). Advertía que Luis Enrique Rivera -director de Correos
en Neiva-, no había atendido sus peticiones. Tampoco recibió apoyo del entonces
director del Colegio Santa Librada, ni de otros neivanos de la vieja
generación. “Supongo que tendrán sus razones”, escribió el resignado maestro
chileno.
Finalmente, “El mismo Neale-Silva lo expresó
en el prólogo de su obra: no todo queda dicho, solo he abierto la brecha.
Rivera representó la universalidad colombiana y este Archivo nos ilumina, de
nuevo, esa representación”, puntualiza Isaías Peña Gutiérrez.
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